04 diciembre, 2010

Veinte postales para un sábado (o una sola)



1. Este sábado comenzó con prisa, casi queriendo ser viernes.


2. Salí de casa aún con noche y sueño. Y mucho frío.


3. Dar vueltas en círculos como ritual para comenzar a despertar, o como un juego de hipnosis para regresar sonámbulo de la vigilia al sueño.


4. Pero antes de salir te vi soñar del otro lado de la pantalla: la computadora encendida, tus ojos apagados.


5. Y vi el sol levantarse del otro lado de un estacionamiento, atrás de espectaculares con anuncios de vuelos, enfrente de un cielo nube polvo.


6. El sol también tenía frío. Despedía una luz floja y lenta.


7. Vemos los minutos pasar al ritmo en que la sombra se va retirando, como un ejército, como una nación que cede territorio.


8. Tres insomnes noche adentro se encaminan hacia el día sobre una pista de hielo gris asfalto.


9. Desayunamos pedazos de calor como si fueran los primeros alimentos del último día. Siempre hay una última vez.


10. Tazas de café entre las manos, como tres indigentes calentándose en torno a un bote con fuego. Escena tantas veces repetida en Hollywood.


11. Y somos tres findimundistas reunidos como una frase subordinada y larga pero sin comas o una conversación que puede ser leída como monólogo.


12. Una conversación puede girar en torno a una sola idea, tratar a una frase como figura geométrica.


13. Hablamos de poesía concreta y de poesía en general, de una colección de cuentos que es en realidad una novela de @.


14. Hablamos de @ y de @, de Bogotá y de Xalapa, ciudades que fuman y lloran. La distancia, esa palabra.


15. Hablamos de que las calles se recorren como cuerpos, pero más bien lo pensamos y no lo dijimos.


16. Hablamos de noches de no dormir, de los poemarios que a veces se escriben a las prisas, como deseando no morir.


17. Dije tu nombre tres, cuatro, diez veces.


18. Se dijo algo sobre el cansancio, de los días que es preciso pasar sobre la cama y no hacer nada diferente a tenernos.


19. Y fuimos de regreso, pero ahora con el sol sobre los ojos y un calor que quema a través del viento cansado que le ha dado una tregua al día.


20. Algunas otras cosas dijimos, pero esto ya te lo he contado.

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