12 abril, 2011

A cuántas camas de distancia nos soñamos

Después de recorrer a ciegas veinte segundos de luz casi siempre nos encontramos con una misma noche estampada bocabajo sobre un asfalto de metáforas silenciadas. El sueño es solamente una idea no pensada que se le escurrió del útero a una virgen, una gota blanca sin edad, recóndita fractura del viento. No importa a cuántas camas de distancia durmamos, si te tiras de tu sueño caerías en el mío. No importa que esta noche yo no duerma, cuando abres los ojos yo comienzo a soñar.

10 abril, 2011

El río adentro



Se podrían reescribir los cuentos de El llano en llamas con los argumentos narrados por los animales, las piedras, la hierba y el viento.

[Es que somos muy pobres. Remake. Ganador de Tuitrulfo]



04 abril, 2011

Todos los viajes del tiempo

Se bajó de su máquina del tiempo muchos siglos atrás y, al ver que todo era lúgubre, quiso volver. Fue imposible, no encontró su vehículo.




El Viajero del Tiempo se quedó atrapado en su pasado porque fue a una época en la que aún no existían los viajes en el tiempo.




Cuando buscó su máquina del tiempo, le dijeron que la TTP (Time Traveling Police), había llevado su nave al corralón.




Vengo del futuro, decía, y recorría las calles con la mirada perdida. La gente comenzó a ignorarlo, se convirtió en el loco del pueblo.




Vengo del futuro, repetía, pero nadie entendía su lengua. Algunos pensaban que había sido poseído; otros, que simplemente quería atención.




Al loco del pueblo se le veía hacer inscripciones sobre los muros: Mensajes para el futuro, secretos, claves en menos de 140 caracteres.




No pasó mucho tiempo antes de que el loco aprendiera la lengua local (se trataba de una versión arcaica de la suya) y pudiera comunicarse.




Les advirtió de una peste que acabaría con la mayoría de los pobladores. Entonces supieron que no estaba loco, lo creyeron mago, sabio.




El Viajero del Tiempo, después de haberse vuelto sedentario, escribió un copioso libro sobre los viajes en el tiempo.




Escribió un libro sobre los viajes en el tiempo para que alguien lo leyera, inventara una máquina y, siglos después, regresara por él.




No esperaba que, en la relatividad del tiempo, un día después de terminar su libro, alguien viniera del futuro en una máquina. Era él mismo.




Cuando se encontró consigo mismo, el Viajero del Tiempo supo que estaba existiendo simultáneamente en todas las épocas de la historia.




El Viajero del Tiempo supo que nunca se había movido. La historia era un artificio para que su imaginación tuviera un espacio que poblar.




Cuando el Viajero del Tiempo despertó, el dinosaurio todavía no había llegado. Se durmió un par de siglos más para esperarlo.











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