08 noviembre, 2013

Librerías y bibliotecas

Así, creo, es como funcionan las librerías y las bibliotecas: sin jerarquías ni orden, postulando acaso una teoría del caos.

Una librería pone manuales sobre el amor junto a estampitas de colores; hace cabalgar a Napoleón en Marengo junto a las memorias de una doncella de cámara y, entre un libro de sueños y otro de cocina, hace marchar a antiguos ingleses por los caminos anchos y estrechos del Evangelio.
                             WALTER BENJAMIN, Libro de los pasajes



Rodolfo Hinostroza, José Watanabe,
Antonio Cisneros:
le estuve recitando sus poemas
a la botella de Johnny Walker, mi psicólogo rubio,
quien se veía visiblemente emocionado.
Hinostroza, Watanabe, Cisneros:
se repudiaban también Eliot y Williams
pero ambos descansan, uno al lado de otro,
en los estantes de esta biblioteca.
Tal es el destino de los buenos poetas
una vez que han muerto: no rechazarse
como polos opuestos de un imán
sino mezclarse bajo los ojos
de un mestizo borracho
a altas horas de la madrugada.

                              FABIÁN CASAS, El pequeño mecanismo de los acontecimientos
 
 

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